Normalmente no es necesario tenerlos visibles, y a veces sobre todo si el usuario no es experto, es incluso conveniente no verlos, debido a que si se borran o modifican puede dejar de funcionar el sistema correctamente.
Pero hay ocasiones en las que es necesario verlos y por eso pongo aquí esta pequeña ayuda.
Hay varias formas de llegar a ello, dependiendo del sistema operativo que tengamos, pero esta que voy a explicar es prácticamente igual en todos ellos, desde el Windows 95 en adelante.
Nota: Las capturas de pantalla se han tomado de un Windows 2000.
Primero abrimos el Explorador de Windows. Para ello si ya tenemos el icono en el escritorio, simplemente hacemos doble clic sobre él. Si no lo tenemos, vamos a Inicio>Programas>Accesorios>Explorador de Windows.
Nota: Para Windows98 será Inicio>Programas>Explorador de Windows.
Ya en él, vamos a Herramientas>Opciones de carpeta.

Se abre una ventana con varias fichas. Pinchamos en la ficha Ver. Dentro de ella y donde pone Configuración avanzada, en la sección Archivos y carpetas>Archivos y carpetas ocultos, ponemos un tic en "Mostrar todos los archivos y carpetas ocultos".

Por último cerramos esta ventana dando a Aceptar, y ya está. Eso es todo.
Nota: En Windows98 será Herramientas>Opciones de carpeta>Ficha Ver>Configuraciones avanzadas>Archivos y carpetas>Archivos ocultos>"Mostrar todos los archivos".
A partir de ahora al abrir las diferentes carpetas del sistema encontraremos algunos archivos más que los que veíamos antes, pero los que están marcados como ocultos tendrán un color velado, como en la imagen.

Nota: Si quisiéramos dejarlos otra vez ocultos solo tendremos que volver a Opciones de carpeta y seleccionar la opción "No mostrar archivos ni carpetas ocultos".